JESÚS VIO UNA GRAN MUCHEDUMBRE Y SE COMPADECIÓ DE ELLA
Cuando Jesús llama a los discípulos e instituye a los Doce, lo hace para queestén con él y anuncien que el reino de Dios es misericordia y sanación. De
este modo, los discípulos de Jesús son llamados Apóstoles, es decir, “envía-
dos”. Luego de esta misión, los Apóstoles aprenden dos cosas: primero, el
descanso legítimo para el que misiona; segundo, la sensibilidad para estar
atentos a quienes necesitan ayuda. Por esta razón, la compasión no debe
quedarse en buenas intenciones o en un mero sentimiento, sino que, con
premura, hay que ser solícitos y generosos. De ahí, que la expresión “oveja
sin pastor” ratifica la crítica de Jesús a los dirigentes religiosos y políticos de
Israel, puesto que ignoran y desatienden a su pueblo (cf. Is 56, 9-12; Ez 34).
La misma actitud de estos últimos toman los discípulos y quieren
“desentenderse” de la gente. A diferencia del Maestro y pastor que ante
la “indiferencia” reinante, propone la “hospitalidad y solidaridad”. Cuánto
hay que aprender de la mirada compasiva de Jesús y cuyo corazón tiene
la sensibilidad suficiente para darse cuenta de que son muchos los que
peregrinan en la fe como ovejas sin pastor.
No obstante, si la misericordia del Señor nos enseña a ser generosos y
empáticos, la necesidad de “descanso” constituye también otro aspecto
de la vida pastoral. Porque, hemos de recurrir al silencio y a la soledad
para aquietar el espíritu, recobrar fuerzas y discernir cuál es la voluntad
de Dios, pues la vida del apóstol siempre estará tensionada por dos polos
que se atraen: las actividades pastorales y la soledad relacional con Dios.
La caridad de Jesucristo no conoce el “egoísmo”, ni en los propios proble-
más o dificultades, sino que su misericordia nos enseña a salir del círculo
cómodo y estrecho de mi “yo y mis circunstancias”, sean felices o penosas.
Mientras más queramos ensimismarse, más levantemos la mirada del
corazón y miremos a Cristo como al pastor que quiere el bien, la dignidad
y la libertad de quienes ama.
P. Fredy Peña Tobar, ssp