Hoy es muy común constatar la existencia de un desinterés en la práctica de la confesión. Los motivos son muchas veces evidentes: desde la negación de su utilidad, hasta la convicción de que el perdón es algo privado, entre la propia conciencia y Dios.
Todo duelo es fruto de un amor herido. Sanar nuestras heridas abiertas es elaborar positivamente los duelos. Es todo un desafío, es el camino para vivir felizmente, no p...