Queridos amigos, este mes de junio les propongo detenernos un momento a contemplar el misterio de amor del Corazón de Jesús.
Son muchos los contenidos de la revelación cristiana, pero quizás el más importante y que incluye a todos los demás es el amor que hay en el interior del Corazón de Cristo. La invitación es a fundirnos en su corazón, en otras palabras, entrar en una verdadera intimidad de vida con Jesús. Jesús abre su corazón, nos ofrece su amistad, nos llama a dar un gran paso dejar de ser solo un creyente y pasar a ser un discípulo. La intimidad con Cristo forma apóstoles y misioneros, tanto que San Pablo llega a exclamar; “para mi la vida es Cristo” (Filp 1,21); “Él me amó y se entregó por mí” (Gál 2, 20).
Jesús nos dice: “vengan a mí, y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón y hallarán descanso en sus vidas”. (Mt 11, 28-30). Esa invitación sigue hoy vigente y actual: ir al corazón de Jesús. La intimidad con Cristo necesita paz y silencio interior. Escuchar sus palabras con serenidad y admiración y, sobre todo, desear intensamente que nuestro corazón se asemeje cada día más al suyo. Al acercarnos a corazón de Cristo, el nuestro se sana, se renueva y se llena de caridad. Así lo enseña San Pablo: “el amor de Cristo ha sido derramado en nuestros corazones”. (Rom 5, 5).
En la presencia real de Cristo en la Sagrada Eucaristía podemos hoy encontrar a Jesús vivo ¡Amigo bueno que nunca falla! La Eucaristía y el corazón de Jesús son una misma cosa. Tratemos cada día de estar con Cristo. En la medida de lo posible, participar diariamente en la Santa Misa, visitar y adorar a Jesús en la Eucaristía. Frecuentar la comunión espiritual y, sobre todo estar a sus pies, escucharlo, amarlos y dejar que él transforme nuestras vidas-
Reflexionemos:
¿Cómo está mi vida eucarística? ¿Dedico un tiempo a la semana para estar a solas con Jesús en el sagrario? ¿Me gustaría que el Señor sane y renueve mi corazón? Por último: ¿Es mi comunidad una comunidad eucarística?
El Corazón de Jesús y el Corazón de María están íntimamente unidos. Pidamos a la Virgen para que nos enseñe a entrar y vivir en el Corazón de su amado Hijo.
Pidiendo para todos Uds. La bendición del Señor.
- José Antonio Atucha Abad.