Description
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El sendero de la cruz es un camino largo, difícil de andar. Pleno de dolor, de esfuerzo, de entrega. Incluso tiene la apariencia de ser algo sin sentido, absurdo, frustrante. Para quien lo ve con ojos puramente humanos, es una huella con gusto a fracaso.
Pero el camino de la cruz cobra, a los ojos de la fe, un significado nuevo y pleno. El sendero de la cruz se llena de sentido en el amanecer del Domingo de Pascua.
Ésta es la razón por la cual los cristianos estamos llamados a venerar esta senda, y volver a recorrerla una y otra vez con el Señor Jesús, intentando leer en su rostro el amor que inflamó su corazón mientras subía al monte Calvario.
Estas meditaciones sirven para la celebración comunitaria del Vía Crucis, y están dedicadas especialmente a los jóvenes, que tanta fuerza tienen para caminar junto a Cristo en esta peregrinación terrena. Pero también están hechas para la oración personal. Ésa que a Jesús le gusta tanto. Ésa, en la cual nos pide que perseveremos. Como en el Huerto de los Olivos.
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Raúl Llusá
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