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Editorial del Mes
San Jerónimo y la biblia

Viernes 01 de Septiembre de 2023

P. Hernando Jaramillo Osorio, SSP

Conviene en este mes de septiembre recordar las palabras del papa Francisco en la Carta Apostólica Scripturae Sacrae Affectus del 30 de septiembre de 2020. Escrita con motivo del XVI centenario de la muerte de San Jerónimo:

Una estima por la Sagrada Escritura, un amor vivo y suave por la Palabra de Dios escrita, es la herencia que san Jerónimo ha dejado a la Iglesia a través de su vida y sus obras… Este amor por Cristo se extiende, como un río en muchos cauces, a través de su obra de incansable estudioso, traductor, exegeta, profundo conocedor y apasionado divulgador de la Sagrada Escritura; fino intérprete de los textos bíblicos; ardiente y en ocasiones impetuoso defensor de la verdad cristiana; ascético y eremita intransigente, además de experto guía espiritual, en su generosidad y ternura. Hoy, mil seiscientos años después, su figura sigue siendo de gran actualidad para nosotros, cristianos del siglo XXI.

Es curioso constatar cómo en algunos países de tradición cristiana se pone en duda la legitimidad de sus propias raíces o se llega al extremo de prohibir la Biblia en los colegios bajo pretexto de ser un libro escandaloso. En realidad, por muchos siglos la Sagrada Escritura ha sido luz para la humanidad, inspiración en sus búsquedas y sal dadora de sentido para su vida. Pretender cortar al ser humano de tan valiosa fuente lo pone a la deriva, privándolo de participar de las innumerables lecciones de vida que nacen al contacto con la Palabra.

Don Alberione, fundador de la Familia Paulina, orientó toda su actividad apostólica en función de llevar a todos la caridad de la verdad. Insistía en la urgencia de poner una Biblia en cada hogar, para que fuera leída, meditada y orada. Amaba decir que, si en tiempos pasados se distribuía en las puertas de los conventos el pan material, hoy habría que distribuir la Biblia, que es el pan de la verdad que nutre el espíritu y es vínculo potente de unidad. De hecho, sólo con la luz y la fuerza de la Palabra es posible responder como cristianos a las provocaciones del mundo actual y construir, por caminos convergentes (sinodalidad) el Reino de Dios en nuestra historia.

Confiamos a san Jerónimo y al beato Alberione nuestra necesidad de fortalecer la obediencia a la Palabra, así como el deseo de hacer llegar hasta los confines de la tierra el Evangelio, conectándolo con la Tradición, ese río vivo que nace de la Palabra e irriga las laderas ásperas del corazón humano transformándolo en piedra viva de la construcción de la Iglesia.