Equipo Editorial

Con frecuencia nos referimos al descanso como aquel espacio de tiempo en que nuestros acciones, físicas y mentales, se detienen para dar lugar a una breve interrupción de nuestras labores cotidianas. ¡Jesús también lo hace! En el Evangelio de san Marcos (6, 30-34) se nos narra que después de la misión, al regreso de los apóstoles de esta incansable e imperativa labor, Jesús intuye que sus misioneros necesitan un descanso: “Vámonos aparte, a un lugar retirado, y descansarán un poco”. (6, 31a) …

Una pausa que se convierte en el espacio perfecto para la meditación, pues es en este intersticio de tiempo que los discípulos narran al dueño de la misión, los prodigios y acciones realizadas en bien del pueblo; “porque eran tantos que iban y venían que no les quedaba tiempo ni para comer” (6, 31b).

A lo largo de la Biblia, sobre todo en el Génesis, encontraremos que el Creador descansa después de hacer su trabajo, bendice la obra de sus manos y consagra un día para el descanso; este descanso también se traducirá en espacio de reflexión; se trata de mirar con agradecimiento el trabajo realizado y reanimar nuestro espíritu para continuar con nuestras labores. ¡Cuán importante es el descanso! La vida cotidiana propuesta por el mundo hoy deberá replantear este tema para que el trabajo en exceso no se equipare a los antiguos y modernos sistemas de esclavitud, sino que tienda a su origen, ser instrumento que facilite la meditación y el acceso a la gloria del Creador: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados; yo les daré descanso” (Mt 11, 28).

En consecuencia, descansar implica en sí una triple acción, porque luego el compromiso será mas fuerte. Así que deberás levantarte y caminar. Jesús fue capaz de ver la fatiga humana tan necesaria para el bien de la misión, su respuesta contundente radicará en una pausa para tomar nuevas fuerzas, porque él levanta el ánimo del pueblo, abrumado de dificultades, obrando signos y prodigios a su favor que luego serán fermento para la conversión y el verdadero seguimiento a Dios; por eso descansa, levántate y camina.