“Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación”. El papa Francisco no podía encontrar una expresión más eficaz para hacernos comprender el valor que la misericordia tiene en la vida de la Iglesia y de cada creyente. Cada vez que la Iglesia celebra los sacramentos hace vida y presente la misericordia del padre que actúa a través del Hijo y transforma el corazón de los hombres.
Los signos que acompañan el Jubileo de la Misericordia encuentran su culmen en la celebración litúrgica, donde toda la Iglesia ora y vive intensamente el misterio de su existencia como comunión. Era necesario que, entre los instrumentos pastorales de preparación para vivir el Jubileo, hubiera también un volumen para celebrar la misericordia.