Esta segunda obra de Bretones nos demuestra, una vez más, que la logoterapia es obvia: no necesita expertos, ni postulados, ni hipótesis que la verifiquen. Al hombre común de la calle la logoterapia se le presenta como una apelación a la vida, vista como una tarea. De ahí la razón de ser de su lema: Sí a la vida a pesar de todo y en cualquier circunstancia.