Dios de todo consuelo, Padre misericordioso, que ves en lo secreto y conoces nuestras necesidades, que alimentas los pájaros del cielo y vistes los lirios del campo, te pedimos, por intercesión de san Cayetano, que no des fuerza para arrepentirnos de nuestros pecados de modo que, viviendo en amistad con Dios y con nuestros hermanos, no nos falte el pan y el trabajo de cada día.
© Copyright 2017 Editorial SAN PABLO Argentina