La tristeza puede ser útil en algunas circunstancias, porque nos hace descubrir que hay algo en nuestra vida que no está bien, nos ayuda a dejar de escapar de nuestros problemas más profundos y nos permite reconocer que hay algo mal encaminado en nuestra forma de vivir.
Pero la mayoría de las tristezas son negativas y dañinas. La negatividad no aporta nada, no nos impulsa a nada, nos lleva simplemente a optar por la mediocridad.
Este libro propone algunos caminos para que podamos echar, fuera de nuestra vida, la tristeza inútil y la negatividad, y para que volvamos a optar por la alegría sana, que renueva, tonifica, alivia y nos devuelve el deseo de vivir.