Estas páginas plantean las bases de una “espiritualidad de la identidad”. Una propuesta para “ser” y “acompañar” a los jóvenes en estos tiempos. El autor dialoga consigo mismo, con Dios y con el “nosotros” de todos.
Por eso, con un lenguaje espontáneo y coloquial, este texto involucra a sus interlocutores y requiere una “mirada” atenta y pausada para que la persona de Jesucristo pueda manifestarse en su luminosidad evangélica y llegar al corazón de cada uno.
Sobre el Autor
Eduardo Meana, religioso y sacerdote, de raíces patagónicas y salesianas, con formación profesional en filosofía y educación, fue sumando en su viaje vital huellas benedictinas, ignacianas, de Taizé… y aprendiendo oficias de salmista, de hospedero y “escuchador” de jóvenes, de formador en valores para el mundo del deporte. Ahora, comienza a escribir sus libros, como hitos de un “mapa del tesoro” que él mismo, como buscador, recorre.