Cuando estamos tristes, cuando nos rebelamos, cuando fracasamos en algo, cuando nos molesta un dolor que reaparece en el cuerpo, cuando nos podemos dominar ciertos problemas que nos superan, sufrimos una intensa sensación de debilidad interior.
Esa sensación puede ser necesaria para purificarnos y para alcanzar una profunda humildad; pero también para darnos cuenta de que necesitamos de Dios y de los demás.
Este libro propone un camino espiritual para ayudarnos a liberarnos de esa debilidad, aprendiendo, a aceptar, con serenidad, las cosas tal como son.