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La Liturgia Cotidiana de septiembre

P. Jesús Olmedo  |  Código de barras: 9789870904571

¿DÓNDE ENCONTRAREMOS, SEÑOR, TU ROSTRO?


$ 4.920 ARS

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Descripción

Partiendo de la expresión tan hermosa, que el rostro es el espejo del alma y del corazón, el autor realiza un recorrido a lo largo de la Biblia para mostrarnos cómo, en medio de Israel, habita y permanece el rostro divino y –aunque invisible- se manifiesta lleno de vitalidad e infinita misericordia. Jesús fue y es el rostro visible del Padre invisible, que manifiesta su omnipotencia, sobre todo con el perdón y la misericordia; y fundó su Iglesia, pobre y humilde, para que fuera el rostro visible del Señor, muerto y resucitado, en todo el universo y para toda la humanidad. El “cara a cara” de los encuentros humanos, simboliza y suscita el reconocimiento interior de los corazones y la posibilidad de llegar a conocer los sentimientos más profundos del alma humana. Que sepamos descubrir hoy el rostro de Cristo, Hijo de María, en los rostros de los pobres y condenados de la tierra, para dejarnos interpelar por ellos.

Autor

P. Jesús Olmedo

Nº. de páginas

187

P. Jesús Olmedo

¿DÓNDE ENCONTRAREMOS, SEÑOR, TU ROSTRO?

$ 4.920 ARS

Partiendo de la expresión tan hermosa, que el rostro es el espejo del alma y del corazón, el autor realiza un recorrido a lo largo de la Biblia para mostrarnos cómo, en medio de Israel, habita y permanece el rostro divino y –aunque invisible- se manifiesta lleno de vitalidad e infinita misericordia. Jesús fue y es el rostro visible del Padre invisible, que manifiesta su omnipotencia, sobre todo con el perdón y la misericordia; y fundó su Iglesia, pobre y humilde, para que fuera el rostro visible del Señor, muerto y resucitado, en todo el universo y para toda la humanidad. El “cara a cara” de los encuentros humanos, simboliza y suscita el reconocimiento interior de los corazones y la posibilidad de llegar a conocer los sentimientos más profundos del alma humana. Que sepamos descubrir hoy el rostro de Cristo, Hijo de María, en los rostros de los pobres y condenados de la tierra, para dejarnos interpelar por ellos.

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