SACERDOTES PARA NUESTRO TIEMPO

Cuando Benedicto XVI anunció la celebración del Año Sacerdotal, con la proclamación de San Juan María Vianney, Cura de Ars, como patrono de todos los sacerdotes, eligió como lema: "Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote".
La fidelidad de Cristo está garantizada. Él es el fiel. La fidelidad de los sacerdotes ha tenido en la historia excelentes modelos, como el mismo Santo Cura de Ars, o san Juan de Ávila. A los que habría que añadir cientos y miles de santos sacerdotes, como Bernardo de Claraval, Domingo de Guzmán, Ignacio de Loyola, Carlos Borromeo, Felipe Neri, Brochero, Maximiliano Kolbe...
¿A quién ha de ser fiel el sacerdote del siglo XXI? Ha de ser fiel a Cristo y a su Iglesia. ¿Cómo? Como la misma Iglesia de nuestro tiempo ha diseñado, ante los retos que hoy le presenta la sociedad.
El Vaticano II trazó los rasgos fundamentales de la vida y el ministerio del sacerdote en el decreto Presbyterorum ordinis, y en la última década del siglo XX, con la exhortación apostólica postsinodal Pastores dabo vobis. Pero indudablemente, el magisterio pontificio de los dos Papas del siglo XXI, Juan Pablo II y Benedicto XVI, ha ido poniendo al día la doctrina de la Iglesia sobre la vida sacerdotal.
El objetivo de esta obra es el mismo que se propuso como lema el Sínodo de los obispos del año 1990, que recoge la promesa del Señor: “Les daré pastores según mi corazón” (Jer 3, 15). Dios quiera que estas orientaciones de la Iglesia de nuestro tiempo ayuden, con el Año Sacerdotal, a que la realidad de la vida y ministerio de los sacerdotes de hoy sea la realización de la promesa del Señor.

José A. Martínez Puche

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